La pregunta de si los vehículos eléctricos (VE) o los de combustión interna contaminan más ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente a medida que la conciencia sobre el cambio climático y la contaminación del aire ha aumentado.
Con el auge de los vehículos eléctricos, es esencial analizar no solo las emisiones generadas durante su uso, sino también considerar el impacto ambiental de su producción y el ciclo de vida completo.
A lo largo de este artículo, exploraremos los diferentes aspectos de esta comparación, desglosando los factores que influyen en la huella de carbono de ambos tipos de vehículos.
La producción
Emisiones en la fabricación de vehículos eléctricos
La producción de un vehículo eléctrico implica una serie de procesos complejos que generan emisiones significativas, especialmente en la fabricación de baterías. Las baterías de iones de litio, que son las más comunes en los vehículos eléctricos, requieren la extracción de metales como litio, cobalto y níquel.
Este proceso de extracción a menudo se lleva a cabo en países donde las regulaciones medioambientales son laxas, lo que puede resultar en graves daños ambientales y huellas de carbono elevadas.
Además, la fabricación de baterías consume grandes cantidades de energía. Un estudio de la Unión Europea estima que la producción de una batería de 60 kWh, que es típica en muchos vehículos eléctricos, genera alrededor de 150 a 200 kg de CO₂.
Esta cifra es considerable, y muchos analistas advierten que, si la energía utilizada para la fabricación proviene de fuentes fósiles, las emisiones pueden ser aún mayores.
Emisiones en la fabricación de vehículos de combustión
Los vehículos de combustión interna también tienen un impacto ambiental durante su producción, aunque este suele ser menor en comparación con los vehículos eléctricos. La fabricación de estos vehículos implica menos componentes que generen grandes cantidades de emisiones, ya que no requieren baterías grandes.
Sin embargo, siguen existiendo emisiones durante la producción del motor, el chasis y otros componentes.
Un estudio realizado por el Instituto de Recursos Mundiales sugiere que la huella de carbono en la producción de un vehículo de combustión es menor que la de un vehículo eléctrico, pero esta diferencia se está reduciendo a medida que avanza la tecnología en la fabricación de vehículos eléctricos y se adoptan prácticas más sostenibles.
Emisiones durante el uso: un contraste notable
Vehículos eléctricos
Uno de los mayores beneficios de los vehículos eléctricos es que no emiten contaminantes directos durante su operación. Esto significa que no generan dióxido de carbono (CO₂), óxidos de nitrógeno (NOx) ni partículas finas, que son perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente.
Sin embargo, la cantidad de emisiones indirectas generadas durante su uso depende en gran medida de la fuente de energía utilizada para cargarlos.
Si los vehículos eléctricos se cargan con electricidad proveniente de fuentes renovables, como la solar o la eólica, sus emisiones pueden ser prácticamente nulas.
Según un informe del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), un vehículo eléctrico que se carga con electricidad 100% renovable puede tener emisiones de CO₂ a lo largo de su vida útil significativamente más bajas que un vehículo de combustión.
Por otro lado, si la electricidad utilizada para cargar un vehículo eléctrico proviene de plantas de carbón o gas natural, las emisiones indirectas pueden ser significativas.
Un análisis de Life Cycle Greenhouse Gas Emissions from Plug-In Hybrid Electric Vehicles, realizado por el Departamento de Energía de EE.UU., indica que, aunque los vehículos eléctricos son más limpios, su impacto ambiental puede verse afectado por la red eléctrica de la región donde se utilizan.
Vehículos de combustión
Los vehículos de combustión interna, por el contrario, generan emisiones directamente cada vez que están en funcionamiento. Cada litro de gasolina quemado produce aproximadamente 2.3 kg de CO₂, además de liberar otros contaminantes que contribuyen a la mala calidad del aire y al cambio climático.
Dependiendo del tipo de combustible y la eficiencia del motor, las emisiones pueden variar, pero en general, los vehículos de combustión son responsables de emisiones constantes y perjudiciales durante su uso.
La contaminación del aire provocada por los vehículos de combustión también está relacionada con problemas de salud pública. Estudios han demostrado que la exposición a altos niveles de NOx y partículas finas puede provocar enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otros problemas de salud.
Esto es un fuerte argumento a favor de la transición hacia alternativas más limpias, como los vehículos eléctricos.
Ciclo de vida: un enfoque integral
Al evaluar cuál de los dos tipos de vehículos contamina más, es crucial considerar el ciclo de vida completo, que incluye la producción, uso y disposición final de cada vehículo. Este análisis permite una comprensión más completa de su impacto ambiental.
Ciclo de vida de los vehículos eléctricos
Los vehículos eléctricos, aunque pueden tener una huella de carbono más alta en su fabricación, tienden a compensar esto a lo largo de su vida útil.
En general, a medida que se utilizan, sus emisiones son mucho más bajas que las de los vehículos de combustión. Esto es especialmente cierto si se cargan con fuentes de energía renovable.
Un estudio de la Universidad de Michigan encontró que, durante su vida útil, un vehículo eléctrico puede generar hasta un 60% menos de emisiones de CO₂ en comparación con un vehículo de combustión interna.
A medida que la red eléctrica se vuelve más verde y se adoptan tecnologías de baterías más limpias, esta cifra seguirá mejorando.
Ciclo de vida de los vehículos de combustión
Por otro lado, los vehículos de combustión generan emisiones constantes durante toda su vida útil. Aunque su producción puede tener un menor impacto inicial, el hecho de que sigan emitiendo contaminantes durante su operación significa que, en términos de ciclo de vida, su huella de carbono se acumula con el tiempo.
Además, el reciclaje y la disposición final de los vehículos de combustión presentan sus propios desafíos. Los componentes de estos vehículos, incluyendo aceites, filtros y baterías, pueden ser contaminantes si no se gestionan adecuadamente.
En comparación, los vehículos eléctricos están empezando a implementar mejores prácticas de reciclaje para las baterías, lo que puede mitigar algunos de los impactos negativos.
Factores adicionales a considerar
Eficiencia energética
Los vehículos eléctricos son generalmente más eficientes que los de combustión interna.
En promedio, un vehículo eléctrico convierte aproximadamente el 60% de la energía eléctrica de la red en energía que impulsa el vehículo, mientras que un vehículo de combustión interna convierte solo alrededor del 20% de la energía contenida en la gasolina en movimiento.
Esta mayor eficiencia energética reduce las emisiones por kilómetro recorrido.
Progreso en la tecnología
La tecnología de vehículos eléctricos y la infraestructura de energía renovable están avanzando rápidamente. Las mejoras en la capacidad de las baterías, la eficiencia en la generación de energía y la expansión de la infraestructura de carga están contribuyendo a que los vehículos eléctricos sean cada vez más sostenibles.
A medida que más automóviles eléctricos ingresen al mercado y se integren fuentes de energía renovable en la red eléctrica, la huella de carbono de los vehículos eléctricos seguirá disminuyendo.
Impacto en la salud pública
El uso de vehículos eléctricos también tiene beneficios adicionales en términos de salud pública. Al eliminar las emisiones directas de los vehículos, se puede mejorar la calidad del aire en las ciudades, lo que a su vez puede reducir problemas de salud como asma, enfermedades respiratorias y otros trastornos relacionados con la contaminación.
Este beneficio no siempre se cuantifica en los estudios de emisiones, pero es un factor importante a considerar al evaluar el impacto ambiental de los diferentes tipos de vehículos.
Conclusión
En resumen, aunque la fabricación de vehículos eléctricos tiene un impacto ambiental considerable, especialmente en términos de producción de baterías, su uso a lo largo de su vida útil tiende a ser mucho más limpio en comparación con los vehículos de combustión interna.
Si los vehículos eléctricos se cargan con fuentes de energía renovable, sus emisiones de CO₂ pueden ser prácticamente nulas. Por otro lado, los vehículos de combustión generan emisiones constantes y perjudiciales durante toda su vida útil, lo que los convierte en una opción menos sostenible a largo plazo.
A medida que la tecnología avanza y se expande el uso de energías limpias, es probable que la diferencia entre los dos tipos de vehículos se vuelva aún más pronunciada.
La transición hacia vehículos eléctricos no solo es un paso hacia un futuro más limpio y sostenible, sino que también representa una oportunidad para mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades y reducir los riesgos para la salud pública asociados con la contaminación del aire.
En última instancia, la elección entre un vehículo eléctrico y uno de combustión dependerá de varios factores, incluyendo la disponibilidad de infraestructura de carga, el tipo de energía utilizada y las preferencias personales.
Sin embargo, es evidente que, en el contexto del cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones, los vehículos eléctricos representan un camino más prometedor hacia un futuro más sostenible.